El piercings es una técnica que consiste en perforar la piel para colocar un adorno en diferentes partes del cuerpo. Por lo general se insertan aros, bolitas, pendientes, caravanas o dilataciones.
Los motivos suelen ser distintos, pudiendo ser por estética, religión o placer. Lo importante es llevar a cabo todos los cuidados necesarios para evitar futuros inconvenientes.
Los piercings y sus riesgos
- Las infecciones bacterianas son el problema más frecuente. Se debe mantener una constante observación del área, y consultar con un médico ante cualquier síntoma anormal. Si la infección llega a ser grave, será necesario remover el piercing.
- Pueden ocasionar hemorragias, alergias, heridas o desgarros. Es imprescindible estar al tanto de la existencia de alergias hacia cualquier tipo de metal antes de colocarlo. Por lo general se utiliza acero quirúrgico, oro (14 o 18 quilates), titanio, platino y niobio.
- Los piercings colocados en la boca, lengua, labios o mejillas, podrían provocar reacciones alérgicas bucales, así como lesiones en los dientes y encías.
- Cicatrices.
- Inflamación o daño a los nervios.
- Hepatitis B y C.
- Tétanos.
Es importante tener en cuenta que los lugares más propensos a padecer infecciones son la nariz y la boca, por la cantidad de bacterias que poseen estas áreas.
Cuidados a seguir luego de colocarse un piercing
- Nunca tocar el piercing sin antes lavarse las manos.
- Mantener el área ventilada, lo cual ayudará a que se cure lo antes posible.
- Procura utilizar vestimenta y ropa de ropa de algodón, y mantenerla limpia.
- Lavar a diario el piercing con agua y jabón.
- No aplicar agua oxigenada o alcohol.
- Si el piercing está ubicado en la boca, usar enjuague bucal después de cada comida.
- Cuidar de no apretar o tirar del piercing.